La agricultura es un pilar fundamental en la economía de América Latina. En Colombia, por ejemplo, representa aproximadamente el 6% del PIB y emplea a más de 2 millones de personas
* Por Ivaldo Pereira, gerente general de TOTVS Andina
El país es reconocido mundialmente por su producción de café de alta calidad, siendo el tercer productor y exportador del insumo a nivel global. También, es uno de los principales exportadores de flores, ocupando el segundo lugar mundialmente.
Desde 2021, la agroindustria ya ensaya una nueva revolución en sus métodos, procesos y exigencias: la Agricultura 5.0. Con la consolidación de los datos en el medio rural, es hora de incluir más tecnologías para potenciar la producción. Sin embargo, esta revolución busca mucho más que maximizar la cantidad de productos. De hecho, su búsqueda es la agricultura de precisión, basada en datos y recursos tecnológicos que posibilitan la producción de diversas formas.
En el movimiento de la Agricultura 4.0, conocida también como la agricultura inteligente, tenía (y todavía tiene, para muchos productores) el enfoque de introducir una cultura basada en datos en el campo. Fue el nacimiento de lo que se conoce hoy como agricultura de precisión, fundada en el uso de datos recolectados a través de herramientas esenciales para los negocios modernos, sistemas de gestión rural, entre otras soluciones.
Esta era, hasta entonces, una forma de enfrentarse a un mercado cada vez más competitivo, con un abanico de consumidores que crece y que demanda productos diferentes. Sin embargo, el desafío que impulsa la Agricultura 5.0 es más amplio: hacer frente a la demanda masiva de productos agrícolas que el mundo enfrentará en unos pocos años.
Según proyecciones de la ONU, se estima que para el año 2100 el mundo tendrá más de 10 mil millones de habitantes. Esto en la práctica significa un aumento considerable del consumo, y la agricultura es la base de casi todos los tipos de insumos. Las tecnologías de detección avanzadas aplicadas en la agricultura pueden ayudar a superar este desafío.
Estas tecnologías avanzadas proporcionan información detallada sobre el suelo, el estado del cultivo y las condiciones ambientales para permitir aplicaciones precisas de productos fitosanitarios. Así, el productor puede reducir el uso de defensivos agrícolas, como también mejorar las tecnologías de riego, aumentando el rendimiento y la calidad de los cultivos. Hacer frente a este nivel de demanda, mientras la producción sigue pautas sostenibles y renovables, contribuyendo a la vez a una alimentación más saludable, es el gran reto.
De este modo, lo que la define no es precisamente la implementación de herramientas digitales, IoT y cultura basada en datos. Este fue un papel de la Agricultura 4.0. De hecho, la Agricultura 5.0 busca introducir la robótica y la Inteligencia Artificial (IA), utilizando equipos automatizados y no tripulados, así como herramientas que apoyen y, efectivamente, tomen decisiones de manera autónoma.
Los impactos de la Agricultura 5.0 en el sector agrícola ya son notables: aumenta la productividad, permite la producción a mayor escala y reduce costos innecesarios y desperdicios. Además, resuelve problemas relacionados con la falta de mano de obra y la capacidad técnica, ya que la automatización es hecha a través de robots y tecnología de IA lo que lleva al aumento de la eficiencia y de la calidad de las cosechas. Todavía también contribuye con la seguridad alimentaria y la alimentación saludable.
No obstante, no todo es un camino de rosas. Su implementación implica la superación de desafíos como la falta de acceso a internet en ciertas áreas rurales; la resistencia de los productores rurales más tradicionales y reacios a las nuevas tecnologías; la falta de formación técnica de los agricultores para hacer frente a nuevas herramientas, soluciones y recursos. Por supuesto, resolver todas estas cuestiones no es sencillo ni inmediato y no solo es responsabilidad exclusiva del sector privado, sino también de la iniciativa pública, para que ayuden a los recién llegados y veteranos a seguir el camino de la digitalización. Pero se pueden tomar algunas acciones, como una forma embrionaria de hacer que la agroindustria sea más disruptiva.
Este es el caso de implementar sistemas de gestión que integren datos y centralicen la información de recolección. De esta forma, el agricultor siente las bases para que su cultivo dé los primeros pasos hacia la Agricultura 5.0. La digitalización es fundamental para avanzar en este proceso y, en este punto, TOTVS puede ayudar ya que ofrece soluciones integrales para la gestión de la producción agrícola.
Al final, este es el futuro de la agricultura en el mundo y no hay para donde huir. El enfoque en la precisión, la tecnología y la sostenibilidad promete mejorar la productividad y la calidad de los alimentos. Y la implementación requerirá esfuerzos de todos los involucrados para superar los desafíos. La Agricultura 5.0 es el siguiente paso en la evolución del sector agrícola y ofrece un camino hacia una producción más eficiente y sostenible.