Tal como lo indica Santiago Molina, CEO de Finkargo, existen numerosos costos extra que resulta pagando una pyme a lo largo de un préstamo.
En el proceso de acceder a un crédito bancario, muchas pymes solo evalúan los costos inherentes al préstamo, sin percatarse de los múltiples rubros invisibles que tienen efectos a largo plazo en el valor real del crédito. Y está demostrado que estos costos ocultos afectan, entre otras cosas, el flujo de caja.
Estos cargos —que están descritos en la letra menuda del contrato—, tienen repercusiones de mayor alcance en el caso de las pequeñas y medianas empresas que operan a través de actividades de comercio exterior. Esto se debe a que a las transacciones internacionales no solo las permean las políticas del banco, sino también las fluctuantes tasas de cambio, las dinámicas de mercado y las tarifas de aranceles.
Tal como lo indica Santiago Molina, CEO de Finkargo, existen numerosos costos extra que resulta pagando una pyme a lo largo de un préstamo. “Hoy la banca tradicional no está atendiendo a un mercado de empresas cuyo modelo de negocio está basado en la importación y exportación, justamente porque estos préstamos no están adecuados a las necesidades operativas y logísticas de cada pyme, sino a beneficio de los bancos; por ejemplo, el foco crediticio se da a partir de las utilidades y rendimientos que pueda generar el crédito, y no de la facilidad del capital que puede obtener el empresario”, expresó Molina.
Finkargo se dio a la tarea de construir una lista con los principales costos ocultos que termina pagando una pyme al entrar en fase de financiación. Especialmente, los negocios cuya actividad comercial depende, en gran medida, de mercados internacionales.
- Costos por estudio de crédito: Una vez aprobado el crédito, el banco puede incluir un cargo extra por concepto del estudio crediticio.
- Comisiones: Usualmente se aplican por la prestación misma del servicio, por ejemplo, solicitar documentos, soportes o estados de cuenta. ETC
- Costos por uso de plataformas: Muchos bancos cobran el uso de plataformas móviles o sucursales de manera inmediata o a través de cargos mensuales o anuales.
- Costos por seguros: Los bancos suelen incluir pólizas con costos superiores al precio promedio que manejan las compañías aseguradoras. Incluso, algunas entidades bancarias aplican recargos por riesgos de bajas utilidades en caso de que el préstamo no genere mayores rendimientos.
- Costo por transferencias al extranjero: Debido a convenios entre entidades para el depósito y retiro de dinero, principalmente para el caso de las transacciones internacionales (sistema BIC/SWIFT).
- Tasas de cambio: Muchos bancos añaden un margen superior para generar una ganancia en el cambio de divisa.
La oferta de plataformas como Finkargo le permite a empresas que tengan una tracción diferente en el mercado acceder a préstamos que se adapten a su propósito de crecimiento. Esto puede ser desde un consumo inteligente de recursos, aprovechar los descuentos de pronto pago, desarrollar nuevas líneas de negocio e incluso aumentar la base de sus proveedores.
Lo que permite un cupo de endeudamiento adecuado para cada pyme, es adaptarse a cada modelo de negocio y facilitar su crecimiento dónde el empresario lo decida. Así, algunos costos relacionados al tiempo de amortización o el plazo del crédito no serán una sorpresa para incrementar el valor final del crédito.
De acuerdo con Tomás Shuk, CRO en Finkargo, la mayoría de los bancos cobran seguros, garantías y comisiones por adelantado, para lo cual estandarizan estos costos en líneas de crédito a plazos muy específicos, destinadas a todos los comercios por igual. “Aunque la empresa pueda pagar la deuda en cuatro meses o necesite usar los fondos a los seis meses del desembolso, estos cargos ocultos van a ser aplicados por el tiempo que el banco haya estipulado el crédito, por ejemplo, un año entero”, explica Shuk.
Esto demuestra que las dinámicas de financiación que brinda la banca tradicional no están diseñadas pensando en las necesidades reales de una pyme que debe gestionar compras internacionales, exportaciones o nacionalización de mercancía, entre otras operaciones.
Molina y Shuk coinciden en que un creciente número de pymes en Latinoamérica migrarán gradualmente a plataformas financieras, cuyo principal enfoque sea la transparencia y facilidad en el acceso a capital apalancadas por las nuevas tecnologías, buscando reducir los largos trámites y procesos burocráticos que tiene el financiamiento tradicional.
Estas expectativas convergen en las cifras de una reciente investigación del Banco Interamericano de Desarrollo, en el que se muestra que el número de plataformas fintech de la región creció un 112% entre 2018 y 2021, lo que representa una alternativa para más emprendedores que quieren cuentas claras y un aliado estratégico que apoye el crecimiento de sus negocios y la competitividad de sus actividades comerciales en el exterior.