La región Andina enfrenta una demanda digital y servicios en la nube. Esta expansión también incrementa los riesgos de continuidad y ciberataques. La combinación de monitoreo inteligente, frugalidad energética y automatización será clave para afrontar este escenario.
En Sudamérica, la aceleración digital impulsada por la adopción de la nube, el crecimiento de los centros de datos y la explosión de la inteligencia artificial está transformando la forma en que operan empresas e instituciones. Sin embargo, este desarrollo viene acompañado de nuevos riesgos: mayor exposición a ciberataques, sobrecargas energéticas, interrupciones operativas y vulnerabilidades invisibles dentro de la infraestructura crítica. En el Mes de la Ciberseguridad, Schneider Electric advierte que la región Andina enfrenta un escenario desafiante que requiere infraestructuras más inteligentes, automatizadas y resilientes.
Frente a este panorama, es fundamental que las organizaciones refuercen su estrategia de ciberresiliencia desde la infraestructura física hasta el software que sostiene sus operaciones. A continuación, tres recomendaciones clave para fortalecer la continuidad, seguridad y eficiencia en centros de datos y servicios en la nube:
Priorizar el monitoreo inteligente para anticipar fallas antes de que escalen
La visibilidad en tiempo real es el primer paso para fortalecer la ciberseguridad. Muchas interrupciones no se originan en ciberataques, sino en fallas internas no detectadas a tiempo. Según el Uptime Institute (2024), el 70 % de las interrupciones graves en centros de datos están relacionadas con errores de monitoreo o gestión. Esto evidencia que la falta de control y supervisión continua sigue siendo un eslabón débil.
En este contexto, herramientas de gestión basadas en analítica avanzada y software inteligente como EcoStruxure IT permiten identificar anomalías, redistribuir cargas y actuar de manera predictiva. EcoStruxure IT supervisa equipos críticos como UPS, PDUs, sistemas de enfriamiento y otros dispositivos esenciales para la continuidad operativa, integrando análisis predictivo que utiliza datos y algoritmos para anticipar fallos antes de que ocurran. Además, centraliza la gestión de múltiples sitios en una sola plataforma y envía alertas inteligentes en tiempo real sobre eventos que puedan comprometer la disponibilidad, permitiendo actuar con rapidez y precisión.
Aunque no es un firewall ni un antivirus, la plataforma aporta de forma indirecta, pero decisiva, a la ciberseguridad. Protege la infraestructura física evitando que fallos de energía o refrigeración generen vulnerabilidades, incorpora acceso seguro mediante cifrado y autenticación robusta, reduce riesgos operativos al prevenir interrupciones y facilita el cumplimiento de estándares de seguridad y continuidad. En conjunto, EcoStruxure IT fortalece la resiliencia y disponibilidad de la infraestructura, un pilar esencial de cualquier estrategia de ciberseguridad.
Automatizar la detección de riesgos y tener control granular sobre energía, enfriamiento y desempeño reduce significativamente las probabilidades de caída y fortalece la continuidad operativa.
2. Adoptar automatización para una respuesta inmediata ante amenazas
En centros de datos modernos, reaccionar manualmente ya no es suficiente. La complejidad de las cargas de trabajo, sumada al crecimiento de la IA, requiere sistemas capaces de actuar en segundos. Gartner estima que para 2026, el 75 % de las organizaciones habrá implementado automatización en sus operaciones digitales para reforzar la resiliencia y la seguridad.
La automatización permite que la infraestructura responda de forma autónoma ante fallas eléctricas, cambios térmicos, anomalías en la red o comportamientos sospechosos. Esto garantiza que los servicios críticos se mantengan disponibles incluso ante incidentes imprevistos. En la nube, donde una interrupción puede afectar a millones de usuarios, una reacción automatizada es la mejor defensa frente a amenazas simultáneas.
3. Blindar la infraestructura física: el eslabón olvidado de la ciberseguridad
Mientras las organizaciones incrementan sus inversiones en ciberseguridad digital, muchas olvidan que también pueden enfrentar problemas en la infraestructura física. Equipos como UPS, sistemas de refrigeración, sensores IoT o redes OT son puntos de entrada críticos. Según IBM Security (2024), el 77 % de las vulnerabilidades en infraestructura crítica involucran activos físicos o híbridos (IT/OT).
“Sudamérica está entrando en una nueva etapa digital, marcada por la IA, la demanda energética y la interconexión masiva. Para aprovechar estas oportunidades sin comprometer la estabilidad operativa, es necesario fortalecer la ciberresiliencia de los centros de datos y de la nube. El monitoreo inteligente, la eficiencia energética, la automatización avanzada y la protección del hardware conforman la hoja de ruta para enfrentar los riesgos emergentes”, afirma Juan Mejía, Gerente Senior de ventas de Software de Schneider Electric.
La ciberseguridad debe extenderse más allá del software tradicional. Una infraestructura física comprometida puede generar desde apagones digitales hasta bloqueos de servicios cloud, afectando directamente la continuidad operativa.