La Unión Europea, Canadá, Hong Kong, Australia y México son algunos de los países que han avanzado en la implementación del open banking para lograr una banca más competitiva y transparente. En Colombia ya se trabaja en su regulación.
La idea del open banking no es nueva, pero ha ganado fuerza durante los últimos cinco años. Desde el 2007 países de todas las latitudes han avanzado en la creación de un marco jurídico para su operación. Con este avance buscan hacer más competitivo el sector financiero empezando por la banca, potencializar los productos bancarios con mayor transparencia en su oferta y ajustarlos a cada tipo de cliente desde sus necesidades.
El objetivo del open banking o de la banca abierta es darle a los consumidores mayor control sobre sus datos y agregarles valor. De esta manera, los empodera y les brinda autonomía en el manejo de sus datos y la decisión sobre sus productos financieros. La tecnología les permitirá consultar la información personalizada de distintos servicios financieros en una sola plataforma, para así elegir a los mejores proveedores por las condiciones de su oferta.
Por otra parte, el open banking facilita y agiliza el intercambio de información entre todos los tipos de instituciones financieras, a través de interfaces de programación de aplicaciones (APIs, por sus siglas en inglés) con altos estándares de seguridad y respetando la privacidad de los clientes, dinamizando el sector con productos más personalizados competitivos basados en la data de los perfiles de los clientes.
En términos más prácticos, el open banking parte del principio de que los datos pertenecen a las personas titulares de un producto, y genera un espacio común donde habita esta data creciente, que, con previa autorización de sus titulares, pueden acceder todas las instituciones financieras o bancarias que así lo deseen, esto, para conocer mucho mejor a cada cliente y ofrecerle productos ajustados a sus necesidades y capacidades reales de pago, generando una sana y transparente competencia con mejores tasas y términos.
En cuanto a los usuarios, esta práctica beneficia sus bolsillos ya que los productos bancarios a los que van a tener acceso van a ser creados con mayor información sobre su comportamiento financiero y realidad económica, y de esta manera no van a sobrepasar sus capacidades ni estar fuera de sus necesidades. Ganan los bancos con un mercado más transparente y los clientes con mejores productos.
José Luis López Amador, CEO de Finerio, una compañía mexicana que desarrolla soluciones de open banking en México, Colombia y Chile, asegura que “los mercados donde opera impulsan la competencia entre entidades, y de esta manera suben el nivel en la innovación de los productos, apoya a la inclusión financiera y permite a los usuarios estar más pendientes del uso de sus datos”.
Ante la preocupación por la seguridad de los datos, se toma como referencia el caso del Reino Unido, donde se ha dado una parte importante del debate al respecto y por eso incluyó la implementación de un fuerte protocolo de seguridad para este sistema abierto. Además, en 2017, los nueve bancos más grandes del país iniciaron la estandarización de los datos de las cuentas corrientes y de los productos de banca personal para permitir el acceso a información legible y confiable que dinamice el mercado.
En Colombia el open banking aún no ha sido regulado, pero un proyecto que reposa en las oficinas del Ministerio de Hacienda avanza en ese sentido. En caso de lograr la regulación, Colombia se uniría a México y Chile como los países de vanguardia de la región en banca abierta, además de Brasil donde es el Banco Central quien está al frente de la iniciativa. “Con el open banking, los países con economías altamente informales como las latinoamericanas, lograrán un sistema financiero más sostenible e incluyente, es parte del objetivo”, afirma López Amador.