Colombia tiene el reto de transformar culturalmente las ciudadanías e incorporar modelos de innovación eficientes con el objetivo de producir internamente tecnología que la incluya en el panorama internacional.
La coyuntura desatada por la pandemia aceleró en al menos cinco años el consumo de tecnología en los hogares colombianos. El consumidor cada vez más confía su vida en ella, lo cual vemos reflejado en innumerables actividades: almacena aspectos relevantes de su día a día en la nube, cree en ella para hacer seguimiento a su estado de salud, realiza transacciones a distancia, etc.
La aceleración de los procesos de transformación digital en este último año ha demostrado que las soluciones tecnológicas son infinitas y transversales a cualquier industria. Sin embargo, Camilo Nova, fundador y CEO de Axiacore, considera que hay tres campos que serán protagonistas en el 2022.
Por un lado, la ciberseguridad será prioridad para la mayor parte de las empresas a medida que crecen los grandes repositorios de datos. Incluirla les permitirá minimizar las interrupciones en operaciones comerciales, blindar datos confidenciales y disminuir los riesgos de ser atacados por ciberdelincuentes.
Además, la industria tecnológica, en su esfuerzo por encontrar soluciones a problemas medioambientales, empezará a democratizar el acceso a carros eléctricos, iluminación automatizada, baterías de bajo gasto energético y otras alternativas más sostenibles.
Por último, tenemos los sistemas inteligentes (aprendizaje automático, reconocimiento de patrones o interfaces de usuario naturales, entre otros) a partir de los cuales las empresas podrán recolectar datos precisos de las personas que interactúan con ordenadores. Esto permitirá optimizar la experiencia de los usuarios en tiempo real.
En la actualidad, Colombia en materia de tecnología, frente a otros países de Latinoamérica, continúa presentando una brecha digital enorme. Entre las principales causas se encuentra la falta de talento humano capacitado, un gap lingüístico, la falta de incentivos para acceder a tecnología y todavía una baja inversión en ella.
Por su lado, Brasil, Chile y Argentina se destacan como los países que más recursos invirtieron en tecnología, sin embargo, la inversión en la región es mucho menor que la media de inversión mundial. “Tenemos casos en los que países como Colombia invierten cerca del 0,4% de su producto interno bruto (PIB) en actividades de ciencia y tecnología, mientras líderes del sector como Suiza, Alemania y Finlandia más de 4,0%.”, señala Nova.
Parte de esto, parece justificar por qué el país ha recibido varias veces como un baldado de agua fría su posición en los principales rankings de medición de la implementación del sector digital. Entre ellos, el realizado por el Instituto para el Desarrollo Gerencial (IMD por sus siglas en inglés), en el que de 63 economías analizadas, Colombia ocupó el puesto 61, superando únicamente a Mongolia y Venezuela.
La situación se torna más compleja cuando se sabe que Colombia no es un gran productor de tecnología, pues la inmensa mayoría de artefactos electrónicos que consumimos (celulares, tablets o computadores) son importados. De forma paralela, las empresas colombianas invierten la mayor parte de sus presupuestos en el software comercial ofertado por las grandes multinacionales.
En cuanto al uso de las TICS en la lucha contra el COVID-19, han sido una de las mejores aliadas para mitigar el impacto económico, social y cultural que trajo la pandemia. Además, de impactar el desempeño de las compañías, premedita la manera de cómo los países funcionan y se preparan para el futuro.
“Las empresas que invirtieron previamente en tecnología están afrontando mucho mejor los retos de la pandemia. Esta crisis, al tiempo que puso en evidencia la perduración de las tendencias digitales en el futuro, demostró que la tecnología está en el lado correcto del cambio”, añade el CEO de Axiacore.
En muchas empresas el Covid-19 se comportó como todo un departamento de innovación. Se podría afirmar que, sin sus efectos en la sociedad, aún muchos directivos estarían reacios a optimizar sus procesos internos, adaptarse o incluso a satisfacer un consumidor cada vez más digital.
Es fundamental que las empresas dinamicen la economía del país invirtiendo en proyectos digitales de largo plazo. Todavía tenemos una marcada brecha digital como país que nos demuestra que subirse al tren de la digitalización no puede dar más espera. De una u otra forma, las empresas que no lo hagan difícilmente serán sostenibles para la próxima década.
Nova resaltó en el caso de Axiacore que: “Aunque en el país debemos continuar trabajando en diversificar la oferta exportadora, la coyuntura desatada por el Covid-19, nos permitió impactar y convertirnos en aliados tecnológicos de clientes en otros países. Entre ellos Credibroker en Honduras, Diabetes LATAM en Panamá, y Specialty Box en Estados Unidos”.
Precisamente para Axiacore, aumentar la cartera de clientes en la región fue una de las razones que los llevó a abrir oficinas en Estados Unidos. Consideran que Austin (Texas), al ser uno de los mayores centros de innovación del mundo, les da la oportunidad de centralizar sus negocios para impactar más empresas en toda América Latina.
De hecho, algunos de sus objetivos como compañía es impulsar la competitividad digital de la región, y mejorar la calidad de vida de millones de personas con productos digitales confiables. En Axiacore ven en la tecnología la oportunidad de fortalecer el tejido empresarial, potenciar la economía y apoyar las causas sociales, además de considerar que al ser aliados de sus clientes es esencial estar presentes en su operación diaria, crear estrategias de negocio sostenibles y apoyarlos a crear proyectos digitales de largo plazo.