En los hogares, la falta de planificación, la confusión con las fechas de caducidad o una mala conservación hacen que toneladas de comida terminen en la basura cada año.
¿Cuántas veces se ha olvidado un yogurt al fondo de la nevera o se han comprado más frutas de las que realmente se alcanzan a consumir? Estas situaciones cotidianas parecen inofensivas, pero son parte de un problema global: el desperdicio de alimentos.
En los hogares, la falta de planificación, la confusión con las fechas de caducidad o una mala conservación hacen que toneladas de comida terminen en la basura cada año. Más allá del impacto económico para las familias, este desperdicio tiene un fuerte costo ambiental: de acuerdo con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) esta práctica genera entre el 8% y el 10% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.
Asimismo, en Colombia, según el Departamento Nacional de Planeación (DNP), se desperdician aproximadamente 9,76 millones de toneladas de alimentos al año, lo que equivale al 34 % del total producido para consumo humano. De esa cifra, el 16 % del desperdicio proviene de los hogares.
Más allá de las cifras, el desperdicio en el hogar es también el reflejo de hábitos cotidianos: comprar más de lo necesario, dejar de consumir los alimentos antes que se echen a perder o servir porciones más grandes de las que realmente se comen, son comportamientos que se pueden transformar en pequeños cambios al interior de los hogares y que derivan en un factor clave para para reducir la huella ambiental.
En este contexto, Cheaf – la aplicación digital que brinda un modelo de consumo responsable conectando negocios con consumidores conscientes- comparte seis consejos prácticos para darle una segunda vida a la comida en casa:
- Planificar antes de comprar: Dedicar unos minutos a organizar el menú de la semana y anotar lo que realmente se necesita puede marcar la diferencia. Es necesario revisar la nevera y despensa para hacer una lista de lo que realmente se requiere. Comprar conscientemente ayuda a evitar el desperdicio y a optimizar el presupuesto.
- Entender las fechas de los alimentos: No confundir la fecha de “consumo preferente” con la de “vencimiento” es clave a la hora de leer las etiquetas. En este punto, los sentidos (vista, olfato y gusto) juegan un papel importante para determinar si un producto es apto para el consumo, incluso si ha pasado la fecha preferente.
- Distribuir los productos en la nevera: Ordenar los alimentos aplicando la regla “primero en entrar, primero en salir” evita que productos más antiguos se queden olvidados en el fondo. Mantener a la vista lo que caduca antes es una estrategia simple que reduce pérdidas y facilita planificar mejor las comidas.
- Servir porciones inteligentes: Uno de los errores más comunes en el hogar es cocinar o servir más de lo que se puede comer. Al adaptar las porciones al tamaño adecuado, se evita que los alimentos acaben en la basura y se fomenta una cultura de consumo más responsable y respetuosa con el planeta.
- Darle una segunda oportunidad a los sobrantes de comida. Actualmente existen recetas e ideas creativas para preparar diferentes opciones, cada vez más hogares y chefs lo practican. Con imaginación, las sobras pueden ser el inicio de un plato delicioso y convertirse en uno nuevo.
- Almacenar de forma adecuada: Preservar los productos en las condiciones adecuadas como temperatura, envase y ubicación, prolongará su vida útil y evitará que se dañen antes de tiempo. Por ejemplo, usar recipientes herméticos o congelar lo que no se consumirá de inmediato son prácticas simples que ayudan a reducir el desperdi
Según recientes informes de la ONU, el desperdicio de comida en los hogares, los establecimientos minoristas y la industria de servicios alimentarios asciende a 931 millones de toneladas cada año y casi 570 millones de estos desperdicios provienen de hogares. “En un planeta marcado por la desigualdad alimentaria, cada producto comestible que se rescata representa un paso hacia un sistema más justo. Disminuir el desperdicio no es solo cuidar recursos, es proteger vidas.” afirma Kim Durand, CEO y cofundador de Cheaf.
Colombia no es la excepción. De acuerdo con un reciente informe de la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia (Abaco), el país pierde cada año alrededor de 9,7 millones de toneladas de alimentos aptos para el consumo, cantidad suficiente para alimentar a más de ocho millones de personas durante el mismo periodo.
Esta realidad refleja una profunda desconexión entre la producción, el consumo y la distribución de los alimentos, en un contexto donde millones de personas enfrentan inseguridad alimentaria.
Tecnología diseñada para reducir los desperdicios
El impacto de la inseguridad alimentaria no solo es social, sino también económico y ambiental. Por eso, modelos como el de Cheaf, están diseñados como respuesta a este desbalance de consumo actual.
A través de su tecnología, la plataforma digital intuitiva y accesible conecta en tiempo real a comercios que tienen excedentes de alimentos en buen estado como panaderías, restaurantes, supermercados y cafeterías con personas dispuestas a adquirirlos a precios justos antes de que terminen en la basura. Este modelo permite que los productos se vendan entre el 50% y 65% menos a través de los paquetes sorpresa (paquetes de comida que se pueden comprar con descuento a través de la aplicación) como una alternativa que promueve el consumo consciente y la economía circular.
De esta manera, no solo se evita que toneladas de comida sean desperdiciadas diariamente, sino que también se generan oportunidades para democratizar el acceso a la alimentación y apoyar a los negocios locales. En este sentido, Cheaf se une a esta conmemoración para dar visibilidad a este problema estructural y propone una solución con impacto. A diferencia de los modelos tradicionales de asistencia, la plataforma tecnológica busca redistribuir recursos, reducir brechas y crear comunidad.
“Disminuir el desperdicio de alimentos es una de las acciones más impactantes que podemos tomar por el planeta y por quienes nos rodean. No se trata de soluciones inmediatas, sino de elecciones diarias más responsables. Aquí empieza el verdadero cambio” puntualiza Kim Durand