Del campo a la mesa: Cómo blockchain puede proteger la calidad y el origen de los productos colombianos

Con más de 80 proyectos en marcha en América Latina, esta tecnología ya impacta a millones de personas y se perfila como una aliada estratégica del agro colombiano.

Blockchain ya no es una tecnología lejana o exclusiva del mundo de las criptomonedas. En Colombia, está transformando la forma en que los productos agrícolas e industriales se certifican, se controlan y se exportan. Desde una panela artesanal hasta una caja de aguacates hass, esta herramienta digital se ha convertido en aliada de los productores que buscan competir en mercados internacionales con garantías de calidad, sostenibilidad y trazabilidad.

“La trazabilidad no es solo una tendencia, es una exigencia del mercado internacional. Blockchain nos permite garantizar de forma objetiva el cumplimiento de estándares sanitarios, ambientales y de origen, protegiendo tanto al productor como al consumidor”, afirma Mario Castaño, director técnico del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (CINTEL). 

En un entorno donde demostrar calidad es tan importante como alcanzarla, blockchain se convierte en una herramienta clave. Estas son cinco formas en que esta tecnología ya está protegiendo los productos del campo:

  1. Registros que no se pueden alterar

Blockchain funciona como un libro digital compartido en el que se registra todo lo que le ocurre a un producto: lugar y fecha de recolección, condiciones de almacenamiento, pruebas de laboratorio, procesos de transporte.  Cada paso se registra en un bloque cifrado y ese bloque se enlaza al anterior, creando una cadena inalterable. 

Si alguien intenta modificar la información, el sistema lo detecta y rechaza. Así, se elimina el riesgo de manipulación o fraude en el historial del producto.

Esto permite, por ejemplo, que un comprador internacional verifique que un lote de café proviene de una región protegida o que una muestra de leche fue almacenada a la temperatura adecuada durante toda su cadena de distribución. En un entorno de exportación cada vez más regulado, contar con información confiable y verificable es una ventaja decisiva.

  • Trazabilidad total desde el origen

Gracias a plataformas como AgroTrack, desarrollada por CINTEL, los productos colombianos pueden ser trazados desde el punto de origen hasta el consumidor final. En el caso de la cadena láctea, por ejemplo, cada litro de leche puede ser asociado a una finca específica, a un análisis de laboratorio puntual, a un tanque de transporte y a un lote de procesamiento. Todo este recorrido queda documentado y es accesible a través de un simple código QR.

  • Certificación automática de calidad

Al implementarla, los procesos de verificación se pueden automatizar. Mediante contratos inteligentes —pequeños programas que se ejecutan en la cadena de bloques— es posible validar que un producto cumpla ciertos requisitos sin intervención manual. Por ejemplo, solo si un análisis de laboratorio confirma que un aguacate cumple con los niveles de maduración exigidos por un comprador europeo, se genera la certificación digital que habilita su exportación.

Esto no solo agiliza los procesos, también reduce el margen de error humano y asegura transparencia para todas las partes.

  • Mejores precios por confianza

La trazabilidad certificada no solo mejora la reputación del producto, también incrementa su valor. Según estimaciones del IMARC Group, el mercado de en América Latina alcanzará más de 57 mil millones de dólares en 2033, impulsado en gran parte por sectores como el agroindustrial. En exportaciones agrícolas puntuales, se han registrado aumentos de hasta un 15 % en el valor de venta cuando el comprador tiene acceso a pruebas verificables de origen y calidad.

Cuando un producto colombiano puede demostrar con evidencia digital que cumple con normas internacionales —ya sean sanitarias, medioambientales o de comercio justo—, no solo gana confianza: accede a compradores más exigentes y dispuestos a pagar más.

  • Inclusión de pequeños productores

Blockchain también está ayudando a cerrar brechas. En zonas rurales, donde muchos agricultores no cuentan con historial financiero ni acceso al sistema bancario, esta tecnología permite registrar su actividad productiva de forma transparente. Esto ha abierto la puerta a modelos de financiamiento alternativo.

Proyectos como los promovidos por LACChain del Banco Interamericano de Desarrollo o la plataforma BanQu demuestran que un campesino puede construir reputación comercial y acceder a microcréditos simplemente mostrando el historial digital de sus entregas.

De hecho, según el informe Accelerating Blockchain Adoption in Latin America and the Caribbean de Avasant, las redes de LACChain ya han habilitado más de 80 soluciones digitales que han mejorado la vida de más de 8 millones de personas en la región. 

En conclusión, esta no es solo una tecnología de moda: es una herramienta concreta para elevar la competitividad del campo colombiano, proteger el esfuerzo de quienes producen con calidad y llevar al mundo productos con identidad, historia y confianza verificable.

Cintel