Difícilmente se tendría internet tal como la conocemos actualmente si no existen los cables submarinos. A pesar de no preocuparse nunca por cómo “viaja” las comunicaciones entre los océanos, estas estructuras son responsables de cerca del 95% de las comunicaciones transoceánicas en todo el mundo.
Actualmente, son miles de kilómetros de cables que conforman una potente red de comunicaciones entre los países y continentes. Según la firma TeleGeography, a comienzos de este año se tenían registrados 552 cables submarinos de fibra óptica, entre activos y los proyectados, en todo el mundo, y casi 1,4 millones de kilómetros de cables.
Se estima que entre 2022 y 2024 se invertirán al menos US$10 mil millones en el sector de cables submarinos en el mundo. Los principales impulsores de esta demanda creciente son las empresas proveedoras de servicios en nube (Hyperscale Cloud Providers) y las grandes empresas que proveen contenido por streaming.
Este número cambia constantemente, pues el total varía a medida que las nuevas empresas operadoras ingresan al mercado. Se observa asimismo el remplazo de cables antiguos por otros más nuevos, por cuestiones de inactividad, rotura u otros accidentes. Con la tecnología actual, están diseñados para durar al menos 25 años, pero la mayoría se reemplaza antes por razones económicas, sustituyéndolos por cables de nueva generación con más capacidad y tecnología.
¿Qué hay dentro de los cables submarinos?
Los cables están hechos de fibra óptica, y miden cerca de 3,5 cm de diámetro. Los equipos de emisión láser en una punta emiten señales de luz a través de los filamentos de fibra de vidrio, hasta los receptores en el otro extremo del cable. Los cables pueden transportar hasta 224 Tbps. Estas fibras están envueltas en varias capas de plástico, metales y otros materiales, que incluyen vaselina, cobre, policarbonato, acero y polietileno. Vale la pena resaltar que a mayor profundidad de las aguas donde se colocarán los cables, más resistente deberá ser el revestimiento.
“Dentro de los cables existen filamentos extremadamente delgados, similares al grosor de un cabello humano, y también hay un cable especial que transmite energía eléctrica para alimentar los amplificadores que están en el lecho del mar. Para componer esta tecnología, existe un equipo fundamental que garantiza que la información se transmita con la velocidad necesaria: el amplificador / regenerador, que se instala cada 100Km, y amplifica la señal pasándola al tramo siguiente. En general, es uno de los diferenciales para este tipo de servicio, ya que la tecnología de los cables en sí es bastante similar” comenta Wagner Bojlesen Sales Director, Wholesale Cirion Technologies.
¿Cómo se los instala en el fondo del mar?
Se lanzan mediante barcos especializados y específicos para realizar este trabajo, que además cuentan con la capacidad para reparar los equipos dañados. Son embarcaciones de aproximadamente 145 metros de eslora, 8,5 metros de calado y pueden transportar 8.500 toneladas de cables, además de barcos auxiliares más pequeñas y robots. Durante la instalación, los navíos pueden permanecer en alta mar durante 40 días seguidos aproximadamente.
“Pero no crea que solo se trata de llegar a un punto determinado y tirar el cable. Antes de esto, por supuesto, las empresas trabajan en extensos estudios de las rutas de los barcos, dónde fondean, topografía del fondo marino y un sinfín de atributos más para garantizar la seguridad de la inversión. Sin pasar por alto las aprobaciones de los respectivos países” agrega Bojlesen.
Además, en líneas generales, las redes de estos cables se construyen en anillo, circundando países o continentes, con el fin de garantizar la redundancia para la protección y autorrecuperación del tráfico en caso de falla.
Un poco de historia
Los cables submarinos se inventaron en 1870, después de la creación del telégrafo en 1837, y conectaron América del Norte con Europa. Al principio, solo se usaban para la red de telégrafos. El sistema era bastante lento, transportaba pocas palabras por minuto y presentaba muchas fallas.
Unos 90 años después, la invención del cable coaxial en 1956 hizo posible la comunicación entre varias personas simultáneamente. Fue en la década del ‘70 cuando aparecieron los primeros cables ópticos, que actualmente están en uso, pero mucho menos modernos que los actuales. Y en 1988 se lanzó comercialmente el TAT-8 primer cable óptico transatlántico con 280Mb. Operó durante 14 años y en el 2001 el TAT-14 ya contaba con 3,2Tb. Cuatro veces más capacidad en 12 años.
En 1995 la transmisión de datos de comunicaciones se realizaba en un 50% a través de cables submarinos y el otro 50% utilizando satélites. Actualmente, esto cambió completamente: los cables representan el 95%. Los satélites son excelentes para otros fines, como conectar aquellos lugares a donde la fibra aún no ha llegado o para la distribución de contenido de uno a varios puntos. Además, los cables de fibra son capaces de transmitir más datos a un costo menor.
En Colombia
Según el gráfico interactivo de TeleGeography (Submarine Cable Map), Colombia cuenta con 9 puntos de aterrizajes (landing point) ubicados en Buenaventura, Tolú, Cartagena, Puerto Colombia, Barranquilla, Parque Isla Salamanca, Santa Marta, San Andrés y Riohacha. En total serían 10 los cables que tienen entrada al país.
En el caso particular de Buenaventura el cable submarino ‘South American Crossing’ (SAC) es el único que conecta al país por el pacífico colombiano, este cable hace parte de la red de Cirion Technologies cuenta con 87.000 kilómetros de fibra desplegada por toda América Latina, que incluye 36.000 kilómetros de fibra submarina que conecta a Latinoamérica con los Estados Unidos. Además, tiene 18 data centers en las principales ciudades de la región, el data center principal se ubica en Bogotá, y tiene otro en Cali en donde llega su cable submarino.